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Según la UCA el 15% de los asalariados en el país no logra alimentarse bien

El 15% de los trabajadores asalariados del país no logra alimentarse adecuadamente, y la cifra aumenta al 25% cuando el análisis se centra sobre los informales y cuentapropistas, según el último relevamiento de la Universidad Católica Argentina (UCA)

Actualidad07/11/2025Jorge VillalbaJorge Villalba
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Según el último informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la universidad, la inseguridad alimentaria es una preocupación estructural que atraviesa a diversos grupos sociales y afecta incluso a trabajadores asalariados formales, pero que poseen bajos ingresos o condiciones laborales precarias.

Si bien la inserción laboral es un factor clave, la inseguridad alimentaria “trasciende la mera inserción laboral”. Una proporción significativa de trabajadores asalariados se encuentra afectada (15,2% de incidencia total), aunque lo más preocupante es que el problema llega a los sectores formalizados: el 7% de los trabajadores asalariados con empleo formal (con aportes) sufren inseguridad alimentaria.

En cambio, los ocupados no asalariados y trabajadores de servicio doméstico alcanza un 25,3%, la proporción más alta registrada entre los segmentos evaluados. El estudio de la UCA identificó brechas marcadas que demuestran que la inseguridad alimentaria se agudiza en función de variables socioeconómicas, demográficas y laborales.

El nivel educativo impacta directamente: los asalariados hasta secundario incompleto presentan una incidencia de inseguridad alimentaria total del 34,0% (38,6% entre los que no tienen aportes), mientras que aquellos con nivel universitario incompleto o más registran solo un 4,6% (1.6% entre los que tienen aportes).

Al analizar las condiciones laborales y la afiliación sindical, el estudio aporta nuevas claves. Dentro de los asalariados, la inseguridad alimentaria afecta al 24% de quienes trabajan en el sector informal, mientras que en el sector formal el porcentaje baja al 9,8%. En el ámbito público, en tanto, alcanza el 14,1%. Estas diferencias se explican principalmente por la estabilidad laboral, el acceso a derechos sociales y la existencia de mecanismos de protección.

También se observa una relación entre la cantidad de horas trabajadas y las dificultades para alimentarse. Entre los subocupados, el 21,1% tiene problemas para acceder a una alimentación suficiente.

Entre quienes tienen empleo pleno, la cifra desciende al 12%, y entre los sobreocupados, asciende al 13,3%. En definitiva, el tipo de jornada influye en la posibilidad de mantener una dieta adecuada, aunque el impacto más fuerte se da entre quienes no perciben ingresos suficientes debido a su tiempo de trabajo reducido. Existen también diferencias regionales importantes. Por ejemplo, en el Conurbano Bonaerense la inseguridad alimentaria total afecta al 18,9% de los asalariados, mientras que en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) la cifra se reduce significativamente al 7,1%.

En cuanto a las variables demográficas, se observa mayor vulnerabilidad en los grupos más jóvenes (18 a 34 años), con una incidencia del 17,1%. Las mujeres también presentan una vulnerabilidad superior en algunos casos (15,5% de IA total, frente al 15,0% de los varones).

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