Hoy, conmemoramos el natalicio de Andrés Guacurarí, conocido popularmente como Andresito

Este héroe misionero no solo es recordado por su valentía y liderazgo, sino también por su incansable trabajo en defensa de su comunidad, promoviendo la convivencia armónica entre las diversas culturas que habitaban la rica geografía de Misiones. En su tiempo, se enfrentó a las adversidades con una determinación que sigue inspirando a generaciones.

Honrando su legado, también celebramos a nuestra bandera, un símbolo que trasciende lo meramente visual para convertirse en una manifestación del orgullo y la identidad misionera. Cada vez que miramos esos colores, que ondean al viento, revivimos la memoria colectiva de un pueblo que ha superado innumerables desafíos. La bandera, en su sencilla pero poderosa representación, evoca la valentía de aquellos que lucharon por la libertad, la justicia y el reconocimiento de sus derechos.

Nuestra bandera no solo representa el pasado; es un recordatorio constante de nuestra historia, de las vivencias y sacrificios de quienes nos precedieron. Nos habla de la resistencia ante la opresión y de la búsqueda incesante de un futuro justo. En el presente, sus colores nos llenan de fuerza y nos invitan a continuar el camino que ellos comenzaron, a empoderarnos y a ser agentes activos en la construcción de una sociedad más equitativa.

La esencia misionera que evoca nuestra bandera es un reflejo de nuestra diversidad cultural, de nuestras raíces guaraníes y de la solidaridad que nos une como comunidad.

Hoy, alzando nuestras miradas hacia el cielo, nos sentimos acompañados por el mismo espíritu indomable de Andresito. Esa llama que ardió en su corazón sigue viva en cada rincón de nuestra tierra, en la voz de nuestros jóvenes, en el arte de nuestros creadores y en las tradiciones que se transmiten de generación en generación.

Así, en este día tan especial, no solo celebramos el nacimiento de un gran líder; también renovamos nuestro compromiso con los valores que nos definen: la justicia, la dignidad y el amor por nuestra tierra. Que nuestra bandera siga ondeando con orgullo, recordándonos siempre de dónde venimos y hacia dónde queremos ir, fortaleciendo el sentido de pertenencia que nos une como pueblo. Que el legado de Andresito nos inspire a construir un futuro en el que todos tengamos un lugar y una voz.