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Tiempos de Libertad. La destrucción que celebra Milei, las reservas que no aparecen y el escenario legislativo 2026

Mientras los Popes de la industria reclaman políticas sectoriales que detengan la destrucción del aparato productivo nacional, el presidente Milei les responde con una curiosa teoría que destaca los supuestos beneficios de la desaparición de empresas y su ministro de economía se aboca a los que mejor le sale: tomar deuda. La política antiinflacionaria atada al dólar y el esquema cambiario conspiran contra la acumulación de reservas y el establishment internacional advierte volatilidad en el mediano plazo. En Misiones la nueva conformación de la Legislatura marca un cambio de etapa con la presencia de dos espacios con peso propio

Actualidad07/12/2025Jorge VillalbaJorge Villalba
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El programa económico que impulsan el presidente Javier Milei y su lugarteniente en Economía, Luis Caputo, acumula señalamientos cada vez más reiterados y desesperados, no ya por parte de zurdos empobrecedores o mandriles kukardos, sino de voces que son referencia para la ortodoxia capitalista liberal en Argentina y el mundo.

 
Las políticas de apertura comercial, desregulación y atraso cambiario que este gobierno nacional presenta como novedad están generando los mismos efectos que todas las experiencias anteriores que transitaron el mismo camino, pero más rápidamente. 
 
El ajuste está provocando una caída en la demanda de casi todo, la importación combinada con atraso cambiario está destruyendo a la producción y a la industria nacional, mientras que utilizar al dólar como ancla para la inflación conspira contra la posibilidad de acumular reservas. Asunto relevante para un país endeudado y con pésimos antecedentes crediticios.

La ausencia de una política para la producción y la industria en un contexto de apertura comercial en Argentina que contrasta con un mundo cada vez más proteccionista y la escasa vocación para la acumulación de reservas, son los dos cuestionamientos más reiterados que hacen empresarios y analistas de raigambre liberal al programa económico. 

Industria en rojo
Paolo Rocca, dueño del grupo Techint, la empresa más grande del país en el rubro industrial, habló en nombre de la industria nacional y pidió que el Estado adopte una política activa de apoyo al sector para detener la ola de cierres y despidos. “No somos un país que nos tenemos que incorporar al contexto internacional solo por nuestros recursos naturales. Tenemos que tener una política industrial”, reclamó.

El primero en responder fue el ministro Caputo, que con un dejo de desdén consideró que “la mejor política para la industria es la estabilidad”.

Milei fue un paso más lejos y afirmó que la destrucción, no ya de empresas sino de sectores completos de la economía, no representaría un problema, al contrario, sería un beneficio.

El presidente esbozó un argumento parecido al de la destrucción creativa de Schumpeter: “si se abre la economía y determinado sector quiebra es porque el bien que se está trayendo de afuera es de mejor calidad y/o más barato. Cuando pasa eso, tienen un ahorro que lo van a gastar en otro bien, que además es más productivo y lo quiere la gente. No se genera pérdida de empleo y como van a un sector más productivo, la economía gana en productividad, y además como los individuos disponen de mayor calidad de bienes, son más felices”.

Para que se cumpliera el círculo virtuoso que describe Milei, sería necesario que el dinero que el consumidor se ahorra sustituyendo producción nacional por importados, sea destinado a un sector que genere empleo y que sume productividad. Si ese ahorro termina comprando más productos importados, que es lo más probable, no habría mejora alguna en la productividad nacional, tampoco generación de empleo.

Mientras el presidente y su ministro de Economía ensayan respuestas ingeniosas frente a problemas reales y concretos, las empresas siguen cerrando y cada vez más gente se queda sin trabajo.

Solo esta semana Whirlpool confirmó el cierre de su planta modelo en Pilar —inaugurada a fines de 2022 con 460 empleos directos—, la multinacional Mondelez (con marcas como Oreo, Terrabusi y Milka) suspendió a sus 2.300 empleados por 21 días, la santafesina Essen avanzó con despidos que ya alcanzan al 40% del personal y Cramaco anunció que dejará de fabricar para dedicarse a importar generadores y alternadores eléctricos.

Según estadística oficial, desde que asumió Milei hasta agosto último, 19.164 empresas cerraron sus puertas y se perdieron 276.292 empleos registrados, la mayoría de ellos en el sector privado.

Según el último informe de la Unión Industrial Argentina (UIA) que se conoció esta semana, en octubre 40,3% de las empresas disminuyó su nivel de producción frente al promedio del tercer trimestre.

El 47,4% de las firmas registró una caída en ventas internas —14 puntos más que en octubre del 2024—, contra el 21% que mostró un crecimiento. En cuanto a exportaciones, el 25,1% informó disminuciones y el 18,2% reportó incrementos.

El empleo también sufrió retrocesos importantes. El 21% de las empresas redujo su dotación de personal, mientras que solo el 10,6% lo expandió. Asimismo, el porcentaje de empresas que adoptó reducción de turnos laborales ascendió al 23,5%, mientras el 7,7% aplicó suspensiones. Estos movimientos afectaron por igual a Micro, Pequeñas, Medianas y Grandes.

El 47,5% de las empresas reportó dificultades para cumplir al menos uno de los pagos principales: salarios, proveedores, compromisos financieros, servicios públicos o impuestos.

La contracción del consumo interno representó el principal eje de preocupación para el 40% del total.

En Misiones la construcción es uno de los sectores más golpeados por la motosierra a la obra pública y la caída de la demanda en el mercado interno. De acuerdo con datos oficiales del INDEC, la cantidad de trabajadores registrados en empresas de ese rubro en la provincia cayó 46% desde que asumió Milei y 24% en el último año.

De septiembre de 2023 a igual mes de este año, la cantidad de trabajadores pasó de 9.043 a 4.853 y la cantidad de empresas dedicadas a la construcción bajó de 446 a 349.

Los datos que refieren a autorizaciones para nuevas construcciones muestran la misma tendencia. De acuerdo con la estadística del IERIC, de enero a agosto de este año en Misiones la superficie sobre la cual se autorizaron nuevas obras cayó 15,5% respecto al mismo período del año pasado.

Advierten que obreros de la construcción están migrando a Brasil o Paraguay por falta de trabajo en Argentina
 

El delegado en Misiones de la Cámara Argentina de la Construcción, Oscar Marelli, se hizo eco de esa situación en una entrevista a radio Santa María de las Misiones en la que afirmó que las empresas que todavía no cerraron, apenas alcanzan a subsistir.

Remarcó que la obra pública está paralizada desde hace dos años, producto del retiro de la inversión de la Nación en materia de obras, y que lo poco que se trabaja es por contrataciones el Estado provincial, generalmente de mantenimiento de estructura. “Eso nos permite tener algo de actividad, nos permite mantenernos en pie”, resaltó.

Lamentó que también la obra privada está en un momento de retracción, porque los precios del metro cuadrado construido están planchados mientras que los costos de la construcción siguen aumentando. “La rentabilidad está desapareciendo, muchas empresas están parando proyectos que tenían en carpeta y no creo que se inicien nuevos proyectos”, indicó.

Observó que la demanda de mano de obra en la actualidad equivale al 30% de la que había en los mejores años para la actividad, lo que generó un alto nivel de desocupación entre los operarios.

La forestoindustria también está atravesando momentos difíciles. De acuerdo con declaraciones del presidente de la Apicofom, Guillermo Fachinello, la industria de la madera está operando al 50% de su capacidad debido a la paralización del mercado interno y la escasa rentabilidad de las exportaciones. El empresario afirmó que, en algunos aspectos, la situación actual es peor a la de 2001. 

Reservas y dólar
Para quienes analizan la actualidad desde la óptica de la macro, la mayor preocupación pasa por la reticencia del Gobierno nacional a acumular reservas. Respecto a esa cuestión se había manifestado recientemente el padre de convertibilidad, Domingo Cavallo, y esta semana lo hizo la vocera del FMI Julie Kozack quien expresó que “las políticas monetarias y cambiarias deberán respaldar una trayectoria más ambiciosa de acumulación de reservas para crear reservas adecuadas en la Argentina”.

Milei justifica su desdén por la acumulación de reservas ensayando argumentos de la escuela austríaca que intentan ocultar una realidad que resulta evidente para todos los que analizan la economía nacional: el Gobierno usa al dólar como ancla para desacelerar la inflación. Eso le impide sostener un ritmo constante de acumulación de reservas porque ello obligaría a convalidar un tipo de cambio más alto al actual.

El sistema que adoptó el Gobierno para administrar el tipo de cambio es otro escollo. Porque el dólar se mantiene apenas por debajo del techo de la banda de flotación, muy lejos de la cotización que tendría que tener para que el Central saliera a comprar.

Con el dólar tan cerca del techo, si la autoridad monetaria adoptara una postura compradora rápidamente la divisa superaría ese límite superior, lo que la obligaría a vender para cumplir con la regla cambiaria.

Es decir que para ir hacia un modelo que fuera capaz de acumular reservas, habría que modificar el esquema cambiario o al menos actualizar los límites de las bandas a un ritmo superior, ya que con la política actual de levantar el techo a razón de 1% mensual en contexto en el que la inflación supera los 2 puntos porcentuales, el dólar se atrasa todos los meses un poco más.

La autoridad monetaria repite la estrategia de priorizar la desaceleración inflacionaria de corto plazo por sobre la consecución de una mayor estabilidad estructural a mediano y largo plazo que resultaría del fortalecimiento de las reservas.

El equipo que encabeza Caputo busca resolver el dilema con endeudamiento, lo que permitiría ingresar dólares sin necesidad de comprarlos en el mercado local. De allí que el mencionado ministro anunciara como un enorme éxito la vuelta de Argentina a los mercados de crédito, aunque este retorno se produzca pagando tasas de interés muy superiores a los que pagan los demás países de la región.

Es que los mercados financieros tienen una mirada diferente, entienden que Argentina debería primero acumular reservas, lo que daría mayor certidumbre respecto a su capacidad de pago hoy limitada a salvatajes de última hora, y después salir a los mercados de crédito con una mejor calificación de riesgo.

Para mayor preocupación, esta política de ancla cambiaria está dando muestras de agotamiento. Después de tocar un piso de 1,5% en mayo, la inflación aumentó en cuatro de los cinco meses posteriores, tendencia que se mantendría en noviembre de acuerdo a los relevamientos privados que señalan una inflación del orden del 2,5%.

Eso sin contar que los costos reales de los hogares aumentan bastante más de lo que marcan los indicadores que subestiman el peso real que tienen en la economía de las familias los sucesivos aumentos en las tarifas de los servicios públicos, el combustible y los alquileres. 

Nuevos equilibrios políticos
La asunción de los legisladores que ganaron sus bancas en las elecciones de junio y de octubre marca un nuevo panorama para la política tanto a escala nacional como en Misiones.

Apelando a recursos propios de lo más rancio de la casta, en la ley del toma y daca de la rosca política, el oficialismo nacional consiguió sumar a su bloque los diputados que necesitaba para erigirse como primera minoría en la Cámara baja, resultado impensado antes de las elecciones.

Sin embargo, los libertarios siguen sin tener mayoría, le faltan 34 votos para llegar al quorum y los diputados que absorbió ya eran socios habituales del club violeta. Es decir que los dialoguistas siguen teniendo las llaves de todas las votaciones.

Allí es donde el bloque Innovación Federal, integrado por siete diputados, entre ellos los cuatro de la renovación misionera y tres salteños, bajo la presidencia del misionero Alberto Arrúa, tendrá un rol protagónico.

En esas condiciones el oficialismo nacional intentará sancionar el Presupuesto antes de fin de año para luego avanzar en una agenda de reformas que incluye la legislación laboral y la impositiva.

En Misiones la principal novedad será que después de unos cuantos años habrá dos bloques fuertes, el de la renovación que mantendrá mayoría propia y el de La Libertad Avanza que se erigió definitivamente como la segunda fuerza en la provincia desplazando a lo que alguna vez fue Juntos por el Cambio.

La primera tarea de esta nueva Legislatura será elegir sus autoridades en la sesión especial que tendrá lugar el miércoles. El oficialismo provincial propondrá a Sebastián Macías que tiene el triunfo asegurado por el peso propio del bloque renovador. Además debería sumar las adhesiones de los opositores que respeten la vieja tradición según la cual al ganador de las elecciones le corresponde la presidencia, más aún cuando representa al bloque mayoritario.

Macías llega a la Cámara con el respaldo que significa haberle ganado una elección al candidato de La Libertad Avanza justo el año en el que ese espacio logró una elección de hegemonía en todo el país.

Quien asumirá el miércoles como presidente de la Legislatura llega además con el antecedente de una gestión destacada al frente de Vialidad Provincial, que no solo lo mostró como un funcionario con capacidad resolutiva sino que también le dio territorialidad por el hecho de haber recorrido la provincia llevando obras.

En este nuevo contexto político, el Gobierno misionero propone volver a la fórmula que alguna vez sintetizó el gobernador Hugo Passalacqua con la máxima “gobernabilidad con gobernabilidad se paga”. Así se lo hicieron saber al ministro del Interior, Diego Santilli, en su reciente paso por al Tierra Colorada.

“La Nación necesita del acompañamiento de la provincia y la provincia espera que después de años de promesas incumplidas comiencen a saldarse deudas históricas”, resumió un dirigente provincial de primera línea. Regalías energéticas, fondos adeudados por ANSES, obras estratégicas, recursos viales, infraestructura y compromisos de coparticipación están en la lista de pendientes que Misiones reclama.

La figura del gobernador Hugo Passalacqua adquiere centralidad. Su gestión, marcada por una presencia territorial permanente y una agenda que no descansa, se convirtió en un factor de equilibrio en tiempos difíciles. Mientras la macroeconomía nacional no acompaña, Misiones debió recurrir a herramientas propias, planificación y administración austera para sostener programas sociales, garantizar servicios esenciales y evitar que la crisis golpee aún más a los sectores vulnerables.

El gobernador mantuvo un ritmo constante de trabajo, recorriendo municipios, fortaleciendo el vínculo con intendentes y acompañando a los sectores productivos que enfrentan costos crecientes y demanda en retroceso. Esa cercanía, sumada a un manejo responsable de los recursos, explica en parte por qué la provincia conserva niveles de orden y previsibilidad que escasean en otras regiones del país.
MOL

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