Tiempos de Libertad. Un triunfo y un baño de realidad para Milei, escenarios para la economía 2026 y Misiones achica el gasto para sostener lo que importa

Después de dos años de gestión, el gobierno libertario parece haber entendido que acelerar en la curva no siempre es la mejor opción. A la hora de tratar el Presupuesto en Senadores, los libertarios dejaron de lado las pretensiones de reincorporar el resistido capítulo XI, que entre otras cuestiones derogaba las emergencias en las universidades y en discapacidad, y optaron por impulsar la aprobación sin cambios del expediente que llegó de Diputados.

 
En el camino debieron superar la ira que provocó en el presidente Milei la caída del capítulo XI durante el tratamiento del proyecto en la Cámara baja, lo que llevó al mandatario a amenazar con la posibilidad de vetar su propio presupuesto. Desestimaron también la opción de reincorporar el polémico capítulo, porque aún en el caso de que se aprobara en Senadores, debería volver a Diputados sin ninguna certeza de lo que pudiera ocurrir. 
 
La ley que finalmente fue sancionada podrá no haber incorporado la derogación de las emergencias en discapacidad y universidades, pero no deja de ser un presupuesto de ajuste. Prácticamente no prevé obra pública y reconoce solo una parte muy pequeña de la deuda con las cajas previsionales que reclaman provincias como Misiones.

Además, derogó leyes que fijan pisos mínimos de partidas presupuestarias para educación y ciencia. Eliminó el piso de 6% del PBI en inversión en todos los niveles del Sistema Educativo Nacional, dejó sin efecto el criterio de progresividad que debe tener el área de Ciencia y Tecnología hasta alcanzar el 1% del PBI en el 2032. El Fondo Nacional para la Educación Técnico Profesional, compuesto por un 0,2% de los Ingresos Corrientes, y el Fondo Nacional de Defensa, que representa un 0,8% de los Ingresos Corrientes, también desaparecieron.

El resultado final fue celebrado como una victoria en la Casa Rosada. El Gobierno podrá no tener el Presupuesto tal como le hubiera gustado, pero logró sancionar un Presupuesto después de dos años y lo hizo sin contar con mayorías en ninguna de las cámaras.

La primera prueba de fuego del oficialismo con el nuevo Congreso también sirvió para tener un anticipo de lo que vendrá cuando se debatan las profundas reformas que el Ejecutivo nacional tiene en carpeta.

El traspié en Diputados dejó en claro que el Gobierno no tiene capacidad para imponer agenda propia y que todo debe ser negociado en un contexto político inestable. Por paradójico que suene, la crisis económica juega a favor del Ejecutivo nacional, porque obliga a los gobernadores a negociar en una posición de necesidad, en algunos casos desesperante, de fondos para sacar adelante sus propias administraciones.

Quedó en claro que el Gobierno no tiene capacidad para imponer agenda propia y que todo debe ser negociado en un contexto político inestable

Hasta ahora, el Gobierno de Milei no pudo, no supo o no tuvo interés en construir alianzas estables, por el contrario, constantemente está tensionando los puentes que construye. Entonces cada proyecto obliga a nuevos acuerdos, lo que puede terminar resultando muy costoso.

Ese será el contexto en el que se debatirá la reforma laboral, aplazada por los contratiempos y los giros inesperados que tuvo el tratamiento del Presupuesto en Diputados.

Esta primera reforma sobre la que pretende avanzar el Gobierno nacional incluye aspectos que resultarán polémicos, no solo en lo referente a los cambios previstos en la legislación laboral, sino porque el proyecto incluye una reforma impositiva que tendrá impacto en las finanzas de las provincias.

El proyecto incluye una fuerte baja de impuestos a las ganancias para grandes empresas y la eliminación de impuestos internos a seguros, telecomunicaciones, servicios digitales, autos, embarcaciones y aeronaves.

El impacto fiscal estimado va del 0,8% al 2% del PBI, unos 12.000 millones de dólares, de los cuales las provincias dejarían de percibir alrededor de 3.800 millones de dólares en la coparticipación que seguramente será resistido por los gobernadores. 

Crecimiento, pero no para todos

Los analistas de la economía más reconocidos coinciden que 2025 cerrará con un crecimiento de la economía del orden del 4,5% del PIB y proyectan que el año próximo también será de crecimiento, aunque más moderado, del orden del 2% o 3%.

Pero advierten que las bondades de ese crecimiento no salpicarán al grueso de la sociedad. Se espera que la mejora llegue principalmente de la mano de inversiones y exportaciones en sectores puntuales, como minería, energía y agro.

Al tratarse de actividades extractivas con poca demanda de mano de obra, no hay que esperar que mejoren el empleo ni los salarios, con lo cual tampoco se producirá un incremento en el consumo.

Las actividades más intensivas en el uso de mano de obra, como el comercio, la construcción o la industria siguen con un pronóstico poco optimista, aunque una luz de esperanza se abrirá si se logra consolidar una baja en las tasas de interés, lo que podría dinamizar el consumo y la construcción por el lado del crédito.

En el plano financiero, el Gobierno se enfrenta ante el desafío monumental de tener que cubrir vencimientos de deuda por más de 17.000 millones dólares al mismo tiempo que recompone reservas y evita una corrida del tipo de cambio. A esto hay que agregarle que el riesgo país todavía es demasiado alto para salir a buscar financiamiento en los mercados de deuda.

La modificación en la regla cambiaria anunciada la semana pasada, a partir de la cual los límites de la banda de libre flotación del dólar pasarán a deslizarse al ritmo del último dato disponible de inflación, sugiere que el Gobierno está dispuesto a convalidar una devaluación un poco más acelerada del dólar a cambio de tener mayor flexibilidad para comprar reservas.

Eso implicaría aflojar el ancla cambiaria que el equipo económico utiliza como herramienta central de su política antinflacionaria. Con lo cual es esperable que la inflación se mantenga en los niveles actuales, o que incluso los supere bajo circunstancias determinadas.

La buena noticia para los exportadores es que ahora el dólar aumentará al mismo ritmo de la inflación con lo cual el tipo de cambio dejará de acumular atraso frente a los costos internos. 

Misiones afina el lápiz

El que está terminando fue un año extremadamente complejo para las economías provinciales. La retracción del consumo interno provocó una merma en la recaudación a todo nivel que sumada al retiro del Estado nacional de la inversión en sectores clave como la obra pública, la salud y la educación, llevó a varias provincias a tener que endeudarse para cubrir gastos corrientes y a tener dificultades incluso para pagar sueldos.

En ese contexto, Misiones logró cerrar sus cuentas “de manera equilibrada, pero con un equilibrio muy fino”, según definió el ministro de Hacienda Adolfo Safrán. “La economía nacional se fue resintiendo y Misiones no quedó ajena a este fenómeno. Nosotros ya lo empezamos a ver en marzo, con la primera crisis del dólar, después volvió a suceder con la crisis de julio y las altas tasas de interés entre julio, agosto, septiembre y octubre. La economía se fue paralizando mucho y eso afecta directamente a los recursos”, sostuvo el funcionario.

La recaudación propia arrastra una caída de entre un 10% y 12%, por la competencia del comercio de frontera y de los importados que llegan vía currier, la reducción o directamente paralización de las exportaciones en rubros clave para misiones como el té o la madera.

A eso hay que sumar la merma en los fondos que llegan vía coparticipación. “En promedio estamos hablando de 18 mil millones de pesos por mes menos entre coparticipación y recaudación provincial”, cuantificó Safrán.

A pesar de ese escenario, Misiones logró cumplir con sus compromisos salariales, incluido el pago del aguinaldo, sin recurrir al endeudamiento a diferencia de otras provincias que debieron tomar medidas extraordinarias como no se veía desde hace más de 20 años. Hace poco Córdoba redujo el sueldo de sus funcionarios un 10% y anunció que pagará parte de la movilidad jubilatoria con bonos. Señales de la magnitud de un problema que es nacional.

De cara a 2026, Safrán fue prudente. Reconoció que existen condiciones macroeconómicas que podrían favorecer una recuperación, pero advirtió sobre un obstáculo central. “Estamos transitando un momento de tranquilidad cambiaria y financiera, pero el gobierno nacional no está tomando la herramienta más adecuada para que la economía se reactive, que hoy es la tasa de interés”.

El costo del financiamiento, que sigue demasiado alto en comparación con la inflación, llevó a que muchas empresas cortaran el uso del descubierto bancario, lo que llevó al corte de cadenas de pago.

En ese contexto de austeridad de recursos, el Gobierno centra su atención en dar continuidad a programas que aportan alivio a los bolsillos del ciudadano, como el Ahora Misiones, que después de analizar al detalle el costo que implica mantener esa herramienta, el gobernador Hugo Passalacqua resolvió sostenerlo al menos hasta marzo del año próximo. “Después veremos”, anticipó Safrán.

El boleto gratuito para estudiantes es otra de las inversiones que el gobierno provincial mantiene, a pesar de representar un costo económico significativo para la Provincia, porque demostró ser una herramienta necesaria para aliviar la situación económica de las familias.

Con el mismo sentido se sostienen las inversiones en educación pública y en salud.

Pero para sostener lo que se considera prioritario cuando hay menos recursos, se impone la tarea de recortar por otro lugar. Para eso la Provincia avanza en un reordenamiento profundo del Estado, incluyendo las empresas públicas y las SAPEM. Hay una revisión minuciosa y constante de todas las áreas, con una determinación clara: el que no trabaja, queda afuera. Sin eufemismos ni excepciones. Passalacqua tomó la decisión de que “el Estado se achica donde debe para sostener lo que realmente importa”.

La misma tarea corresponde a los intendentes. El presupuesto 2026 reduce en un 30% los fondos asignados al Concejo Deliberante de Posadas, llevándolo al 5,83% del total de las erogaciones del municipio, muy por debajo del techo que fija la Carta Orgánica. Antes de la gestión del actual intendente Leonardo “Lalo” Stelatto, esa incidencia superaba el 10%.

Se logró esa reducción del gasto con planificación conjunta, consenso político y firmeza para tomar decisiones que la sociedad reclama: menos gasto estatal y más eficiencia. Esa es la gran noticia del cierre del año en la capital misionera. 

Nombres de la política misionera

El fin de año también llegó con definiciones significativas para la política misionera. El oficialismo ya tiene la estrategia política para la segunda mitad del mandato de Hugo Passalacqua y empieza a mostrar las cartas que jugará de cara a 2027.

El trabajo cercano con los intendentes será eje central de una gestión que además seguirá apostando a generar herramientas de alivio para el misionero de a pie. En ese plano debe entenderse la designación de Carlos “Kako” Sartori como ministro Coordinador de Gabinete, el campograndense fue ungido como una suerte de primus inter pares en el ecosistema de jefes comunales con la misión de integrarlos al corazón mismo de la gestión provincial.

La renovación reconoce no solo el valor de las gestiones comunales a la hora de marcar una diferencia en el día a día de la gente, sino también la importancia que tienen los intendentes a la hora de ir a las urnas.

Esta visión cada vez más federalista apuntala a otro dirigente que, al igual que Kako Sartori, también supo ganarse la confianza de los intendentes a fuerza de una gestión con extensa y profunda participación territorial.

Se trata del flamante presidente de la Legislatura, Sebastián Macías, cuya figura escaló en la consideración general tras el triunfo electoral de junio sobre la lista de La Libertad Avanza, victoria que fue resignificada en octubre, cuando las elecciones nacionales revelaron la real dimensión del contendiente al que había derrotado la lista encabezada por Macías.

El ex director de Vialidad emerge como una de las nuevas caras de la primera línea dirigencial misionera y es una de las figuras con mayor proyección dentro del oficialismo.

Quien recibió noticias sobre su futuro cercano fue el vicegobernador, Lucas Romero Spinelli. Desde las oficinas centrales del Parque Paraguayo le asignaron el desafío de intentar suceder a Leonardo “Lalo” Stelatto al frente de la comuna posadeña.

El camino es largo y la política suele dar sorpresas, pero de no mediar imponderables, la renovación ya tiene a un candidato fuerte para Posadas y perfila a un dirigente en franco ascenso como nueva figura en las grandes ligas de la política provincial.
MOL